Mide la rentabilidad positiva o negativa, explicada únicamente por la labor del gestor y no por la evolución que haya tenido su respectivo mercado. En ocasiones este supuesto valor añadido del gestor o asesor, puede enmascarar una serie de exposiciones de riesgo (endeudamiento, inversiones diferentes al universo de inversión, estilos de gestión diferentes al índice de referencia), también conocidas como betas exóticas y que, si no son correctamente identificadas, puede conducir a confusión entre el talento y los riesgos ocultos.