Por qué y cuándo cambiar un benchmark, el caso monetario

Actualidad financiera
por Amilcar Barrios
21 de noviembre, 2021

Primeros pasos

A la hora de invertir, son varios los pasos que se deben dar de manera previa. Uno de ellos y de gran importancia, es establecer lo que se podría denominar marco de inversión (framework en inglés), que contiene los índices de referencia (benchmark en inglés) que servirán como punto de partida y referencia de las inversiones.

Los benchmark suelen medir la evolución de un conjunto de activos, generalmente de una misma clase de activo, algunos de ellos tan conocidos como pueden ser el Ibex-35, el S&P 500 o el Eurostoxx 50.

Estos índices de referencia, que son creados por empresas u organismos, tienen múltiples funciones, entre las que cabría destacar dos de ellas: ser tomados como punto de partida para construir una cartera de inversión y servir como referencia para medir los resultados de esta.

Los índices están “vivos”

Una vez se ha plasmado el marco de actuación que define qué benchmark seguir, se debe mantener a lo largo del tiempo, dado que este es un proceso de largo plazo y que requiere estabilidad para tener éxito.

Esto no quiere decir que los benchmark que utilicemos tengan que ser eternos. Como sucede en cualquier ámbito de la inversión, también en la construcción de las carteras, son entes “vivos”, por lo que están sujetos al cambio. A continuación, se exponen algunas de las muchas razones por las que sería necesario modificar un benchmark:

  • Pérdida de representatividad, por ejemplo, porque el índice no recoge la realidad de la bolsa o de la economía de un país o una región.
  • Cambios en la composición del mercado del índice, con lo que se modifica la exposición final del índice. Por ejemplo, si la bolsa de una región sufre un cambio muy agresivo en términos de sectores representados.
  • Motivos de divisa, un inversor puede decidir tener un mismo benchmark, pero en otra divisa por diversas razones.
  • Disponibilidad, porque un índice puede que deje de publicar su valoración o precio por una amplia variedad de motivos.

El caso del mercado monetario

1.- Historia

Las entidades bancarias se prestan o financian entre sí en los mercados monetarios, para poder hacer frente a sus obligaciones a diversos plazos, obteniendo/pagando, naturalmente, un interés por ello.

Y, como en cualquier clase de activo, cuentan con sus índices de referencia o benchmarks. En su caso, estos, a lo largo de muchos años han venido siendo los índices IBOR (Interbank Offered Rate o Tipos de Oferta Interbancaria), que recogen algunos tan conocidos como el Euribor, Libor y un largo etcétera.

La forma de funcionar ha sido sencilla hasta la fecha. Cada día, se consultaba a un panel de bancos, principalmente los más grandes, a qué tipo de interés estaban dispuestos a prestar o financiarse en los mercados financieros a 1 día, a partir de lo cual resultaba una media que desembocaba en los tipos de interés a ese mismo plazo.

2.- El ocaso de los tipos IBOR

Aunque el método, firmemente implantado durante años, ha sido la forma de trabajar a nivel mundial, a lo largo de los últimos tiempos se ha visto seriamente comprometido, especialmente a raíz de los escándalos de manipulación de los propios bancos. Estos, mediante prácticas colusivas, se han beneficiado con la alteración de los precios de mercado, lo cual no solo se ha saldado con fuertes multas, sino, y con mucho mayor impacto, con la pérdida de confianza, que es una herramienta vital en economía financiera.

Otro inconveniente, creciente a lo largo de los años, con el que cuenta esta metodología, es la falta de representatividad. Debido a la concentración del sector bancario, los proveedores de esta información se han reducido de forma notable, por lo que la dependencia de unos pocos actores se ha acrecentado, restándole robustez a los tipos publicados.

Por ello, y con carácter definitivo, a partir de enero de 2022, la mayor parte de los índices IBOR desaparecen, pasando a ser sustituidos por otros (€ster, SOFR, etc.), más representativos de la realidad del mercado interbancario.

3.- Qué suponen los nuevos tipos

Como se ha comentado, los nuevos tipos de interés se configuran para tratar de paliar los problemas de base de los tipos IBOR, solventando el mayor de ellos, la falta de representatividad, así como frenando las prácticas colusivas. Para ello se ha tenido en cuenta lo siguiente:

  • Más participantes. En la zona euro, por ejemplo, de 28 entidades que proveen datos para el cálculo del Eonia, se pasa a más de 50, lo que hace más robusto al €ster (Euro-Short Term Rate).
  • Base más diversa. Además de a los bancos, se incluye ahora a más participantes, para diversificar la información, pero también con el propósito de reflejar la realidad del mercado monetario. Así, ahora también se incluyen como proveedores de datos para marcar el tipo de interés, a fondos de inversión, fondos de pensiones, bancos centrales, etc.
  • Nuevo responsable de cálculo. De nuevo en la zona euro, ahora es el BCE (Banco Central Europeo) y no el EMMI (European Money Market Institute) el encargado de recoger la información de las operaciones reales, lo que le da una capa extra de representatividad, más allá de poder recoger los datos con mayor facilidad.

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