Por qué la economía y la bolsa van por caminos diferentes

Educación financiera
por Amparo Simón
14 de septiembre, 2020

La economía y la bolsa no conectan. Si en un momento dado, sus tasas de crecimiento coinciden, debes saber que es sólo producto de la casualidad. La mayor parte del tiempo ni siquiera van de la mano y pueden, perfectamente, recorrer caminos opuestos que sólo tienden a rozarse en periodos muy largos, de varias décadas. ¿Por qué es así? Aquí te lo explicamos.

El nobel de Economía, Paul Krugman habla alto y claro sobre la separación entre economía y bolsa:

“Siempre que se reflexione sobre las repercusiones económicas de los precios bursátiles se deben recordar tres normas. La primera, que la bolsa no es la economía. La segunda, que la bolsa no es la economía. Y la tercera, que la bolsa no es la economía.

Es decir, la relación entre el comportamiento de las acciones –regido en buena medida por la oscilación entre la avaricia y el miedo– y el crecimiento económico real siempre ha sido entre laxa e inexistente. Recordemos la famosa ocurrencia del gran economista Paul Samuelson, allá por la década de 1960, cuando dijo que el mercado bursátil había predicho nueve de las cinco recesiones anteriores.”

Así se expresa en su artículo ‘La economía se hunde, la bolsa sube: ¿qué está pasando?’ en el que también incide en las razones más profundas para la actual desconexión entre el mercado bursátil y la economía real: “los inversores están comprando acciones en parte porque no tienen ningún otro sitio al que ir. De hecho, se tiene la sensación de que las acciones están tan altas precisamente porque la economía en conjunto está tan débil”.

Qué las separa

El gráfico de abajo muestra cómo en el largo plazo, la economía y los mercados tienen correlaciones positivas, pero entre medias pueden estar disociados durante décadas. Es decir, no hay correlación entre economía y mercados financieros en el corto y medio plazo.

Cuando bolsa y economía coinciden, es por casualidad. La línea azul muestra el crecimiento real de los beneficios empresariales, descontada la inflación, y la naranja, el crecimiento real de la bolsa de Estados Unidos.

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¿Qué separa a economía y bolsa cuando la lógica tiende a unirlas? Esto:

Economía

La economía se ve con retrovisor. Sus datos macroeconómicos te cuentan lo que ha sucedido en el pasado, llevan retrasos de meses, trimestres ...

Cojamos uno de los indicadores económicos más populares, el Producto Interior Bruto (PIB). Sus datos no se publican hasta que ha pasado el trimestre y lo que mide (consumo, inversión privada, gasto público y sector exterior) no se refleja en las bolsas a futuro, sino que se recogió con anterioridad en los precios bursátiles antes de que saliera el dato.

También, en esta línea, hay otros indicadores, que profundizan un poco más y que reflejan qué está pasando en distintas partes de la economía. Por ejemplo, para medir la actividad industrial estaría la producción industrial, mientras que para tener el pulso del consumo, existe un indicador llamado ventas minoristas. Ambos son básicos para calibrar cómo va la economía y, como con el PIB, la publicación va con retraso, de uno e incluso dos meses.

Además de este tipo de indicadores, también existen otros que se conocen como adelantados, que, a grandes rasgos y a diferencia de los otros, son encuestas que vienen a señalar la percepción futura tanto de las empresas como de los consumidores. Pero tienen dos problemas: no registran la evolución de la economía como tal, como sí lo hacen los ya comentados, y están sujetos a condiciones cortoplacistas, por lo que pierden eficacia en periodos más largos.

Bolsa

La orientación de los mercados de capitales, bolsas y bonos es a futuro. Sus precios reflejan tanto su valor presente como sus expectativas de ganancias futuras. Los precios de los activos reflejan de manera casi automática múltiples variables: cualquier tipo de información disponible (informes de analistas, noticias en los medios de comunicación, datos de los competidores, variaciones de los tipos de interés a futuro, precios de las divisas …)

Además, desde hace ya más de diez años, los mercados financieros se rigen cada vez menos por variables económicas. Desde la crisis de 2007, los precios de los activos se ven mucho más afectados por la liquidez y los estímulos de los bancos centrales y los distintos gobiernos.

Sin ir demasiado lejos, desde la gran crisis financiera, los múltiples paquetes de estímulos de la Reserva Federal de Estados Unidos, que han incluido la compra de deuda privada y bonos del Estado, han disparado Wall Street. Si hubiéramos cogido 100 euros a comienzos de 2008 y los hubiéramos invertido en el índice Standard & Poor´s 500 (S&P 500), a cierre de 2019 tendríamos 450 euros, mientras que 100 euros invertidos en el PIB de Estados Unidos serían hoy 122 euros, una gran diferencia.

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Además, la bolsa no refleja fielmente qué es lo que está pasando en la economía real. Volvamos al S&P 500, las tecnológicas Microsoft, Amazon, Apple, Google y Facebook suman el 20% de este índice bursátil, pero todos sus ingresos combinados en 2019 sumaron sólo el 4% del PIB de Estados Unidos, cinco veces menos.

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Fuente Refinitiv Datastream y Schroders. Ingresos globales en 2019, para las empresas que todavía no habían publicado sus resultados se utilizaron las estimaciones de los brokers. Valor de mercado a 1 de mayo de 2020.

A grandes rasgos, se podría decir que economía y bolsa tienen ritmos diferentes. Durante la crisis de 2007, las bolsas cayeron un 60% desde el verano de 2007 hasta febrero de 2009, pese a que la economía mundial registró un crecimiento histórico del 5%. El batacazo también llegó a la economía, pero mucho más tarde, en 2010-2011, cuando las bolsas ya estaban subiendo con fuerza y habían recuperado los niveles previos a las caídas.

Otra forma de ver las diferencias existentes entre la economía real y las bolsas es fijándonos en dónde están domiciliadas las compañías (su nacionalidad) y de dónde provienen sus ingresos. Fíjate en los gráficos de abajo que analizan a las compañías cotizadas en todo el mundo, ahí se muestra cómo el 58% de estas empresas son de Norteamérica, pero esta región solo genera el 45% de los ingresos. Es decir, las bolsas no reflejan la realidad económica mundial.

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Fuente:Morningstar

¿Vale la pena preocuparnos?

Si supieras que se acerca una gran crisis pero te faltaran todos estos datos:

  • Cuándo será.
  • Cuánto tiempo durará.
  • Cuál será su intensidad de subida o bajada.
  • Cómo afectará a las distintas zonas del mundo o sectores económicos.
  • Si habrán o no estímulos económicos para compensar las correcciones.

Y tienes una cartera de inversiones con exposición al mundo, con unas 10.000 posiciones distintas entre bonos y acciones, sensibles a todas las áreas económicas y sectores, con exposición al crecimiento mundial.

¿Qué harías? ¿Te preocuparías de lo que pase en la economía o si los mercados corrigen?

Si estás invertido a largo plazo, no deberías preocuparte. Te debería dar igual porque la historia nos ha demostrado una y otra vez que los mercados caen y se recuperan de manera periódica. En el largo plazo crecen a más del doble del crecimiento del PIB mundial, dado que en el PIB también participan los gobiernos (que por lo general no generan riqueza) y los particulares.

De media, suben muchos más días de los que bajan, y además los resultados anuales positivos son más destacados que los de corrección.

Fijate por ejemplo en el histograma que mostramos a continuación. En él se muestran las rentabilidades anuales del índice de referencia S&P 500 del mercado americano desde 1825.

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Por eso, no es necesario estar pendiente de las noticias económicas, tendencias o movimientos bursátiles para decidir cuándo se ha de invertir porque el momento perfecto no existe. Si tienes un colchón financiero de unos seis meses, no tienes deudas (solo una hipoteca asumible) y sabes dónde te estás metiendo, el momento es ‘ahora’

Y si ya estamos invertidos, tenemos que ser conscientes de una cosa: nuestra cartera de inversiones no es una foto fija. Fluctúa, evoluciona y se descompensa a lo largo del tiempo como consecuencia de los movimientos del mercado.

Por ejemplo, fíjate en el gráfico de abajo. Ahí se muestra la magnitud media, en valor absoluto, de los movimientos diarios de cada mes desde 1927 hasta el mes de marzo de 2020 para el mercado americano de acciones, medido por el S&P 500.

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Hay meses donde el movimiento medio de cada día ha alcanzado valores del 3,5%, 4% o incluso 5%. En ese tipo de contextos, es muy complicado mantener la cabeza fría y no tomar decisiones precipitadas. Pero hay que conservar la calma. Si haces algún ajuste drástico en tus inversiones debe estar siempre ligado a cambios en tu vida y no a movimientos recientes del mercado.

En Finletic revisamos la composición de tu cartera a diario con un sistema de rebalanceo ajustado a tus objetivos personales, que son los que rigen tu política de inversión. Así, cuando el mercado se mueve con fuerza, tu cartera se rebalancea para que los pesos de cada clase de activo se ajusten a lo que hay definido en tu política de inversión.

Por ejemplo, si la renta variable sube con fuerza desviándose de su peso objetivo en tu política de inversión, se vende una parte para comprar otros activos que no hayan subido en consonancia. Así se evita que haya diferencias sustanciales entre tu cartera y tu política de inversión.

¿Tienes alguna duda? Pulsa aquí y pregúntanos.

La información difundida en este blog tiene una finalidad únicamente divulgativa. Cada persona es responsable de su política de inversión y Finletic no asume ninguna responsabilidad sobre sus acciones. La información está actualizada de acuerdo a la fecha que indica cada artículo.

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La inversión en instrumentos financieros conlleva riesgos financieros que deben ser valorados por los clientes antes de su contratación. Finletic incluirá en su cartera únicamente productos adecuados a su perfil de riesgo. A tal efecto, Finletic obtendrá la información necesaria sobre los conocimientos y experiencia del cliente, sobre la situación financiera y sobre los objetivos de inversión de aquel, con la finalidad de que la entidad pueda diseñar la política de inversión que más se adecue a sus intereses. No obstante, el precio o valor de una inversión depende de las fluctuaciones de los mercados financieros, que están fuera de nuestro control. Los inversores han de ser conscientes de que la rentabilidad histórica de cualquier inversión no constituye garantía de resultados futuros y, en función del tipo de inversión, puede ocurrir que el inversor pierda parte o la totalidad del capital. Si tiene alguna duda sobre los riesgos que comporta su inversión le invitamos a consultar el apartado FAQ de nuestra web y, si aún así tiene alguna pregunta sobre los riesgos de su inversión, puede ponerse en contacto con nuestros profesionales a través de cualquiera de los canales que encontrará en la sección Contacto.

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