Inversión en private equity: aspectos a tener en cuenta

Educación financiera
por Rafael Suárez
31 de mayo, 2024

Un jardinero tenía dos opciones para hacer proliferar su huerto: o bien plantar muchas semillas al azar esperando que alguna creciera, o bien seleccionar cuidadosamente una semilla de calidad y proporcionarle el cuidado necesario. Optó por la segunda opción. Al principio, sus esfuerzos no parecían dar frutos, mientras que sus vecinos, que optaron por sembrar muchas semillas, disfrutaban de cosechas pequeñas y rápidas. Sin embargo, con el tiempo, el árbol del jardinero creció robusto y comenzó a producir frutos de calidad en abundancia.

Al igual que el jardinero de nuestra historia, cualquier inversor, en su afán por obtener retornos importantes, puede sentirse tentado a elegir inversiones sin haber realizado un trabajo previo de análisis y planificación. Esta determinación se vuelve más peligrosa, aún si cabe, cuando se trata de la inversión en el capital de empresas privadas, también conocido como private equity en inglés, pues tardaremos años en recuperar el valor de nuestra inversión. Entonces, ¿cómo puede un inversor saber si estas inversiones son adecuadas?

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Lo primero es identificar las principales características y riesgos asociados a este tipo de inversiones, ya que solo así podremos determinar qué papel juegan estas inversiones en la gestión patrimonial y en qué medida han de formar parte de nuestro patrimonio. En este sentido, hay que entender que, al invertir en empresas no cotizadas, nos encontramos con menos información disponible, pues estas empresas suelen ser de menor tamaño que las cotizadas y no son seguidas por los analistas.

De la misma manera, no existe una base de datos como tal donde se puedan acceder a todas las empresas privadas que están buscando financiación por esta vía, por lo que localizar empresas dónde destinar nuestro capital tampoco es sencillo. De hecho, es habitual que las mejores oportunidades se presenten a inversores con dilatada experiencia y track record en capital privado, por lo que el acceso a estas se antoja complicado.

Al no cotizar, el retorno de estas inversiones no puede venir por el incremento del precio por acción en bolsa, sino que vendrá de otras fuentes de retorno. Las estrategias son variadas, desde implementar mejoras operativas, a utilizar apalancamiento para llevar a cabo una expansión o la compra de un competidor, o todo lo contrario, desapalancar la compañía. Todas estas estrategias tendrán como objetivo final incrementar el valor de la compañía en el medio-largo plazo. En consecuencia, los inversores en capital privado deben poseer unos conocimientos elevados en el mundo empresarial y tener paciencia para esperar el tiempo suficiente para que estas estrategias den sus frutos.

Otro punto importante de la ausencia de cotización, es que hace a estas inversiones menos dependientes de los mercados de capitales y más influenciadas por el ciclo económico. Es por esto que en el mundo financiero se afirma que las inversiones en capital privado afectan a la economía real y viceversa.

Entre las ventajas de este aspecto encontramos que el inversor no se ve influenciado por los vaivenes diarios en el precio de las acciones. Por consiguiente, estas inversiones ayudan a reducir, tanto los sesgos cognitivos del inversor, como el riesgo global del patrimonio, pues su comportamiento difiere del de las inversiones líquidas, lo que aumenta la diversificación.

No obstante, por el lado negativo, al estar fuertemente influenciadas por el ciclo económico, una buena inversión realizada en un momento no tan bueno del ciclo puede tener resultados que no estén en línea con lo esperado. Es por esto último que es indispensable no realizar una única inversión en un momento concreto, sino realizar distintas inversiones a lo largo del tiempo para estar expuestos a las distintas etapas del ciclo económico (el año de cada una de las inversiones se conoce como “añada” en el argot financiero). De esta forma, conseguiremos resultados consistentes a largo plazo.

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Por otro lado, cuando hablamos de capital privado, nos podemos estar refiriendo, tanto a destinar € 100k para formar parte del capital de una startup o empresa de reciente creación, hasta destinar € 5M por un pequeño porcentaje del capital de una empresa ya consolidada en un mercado determinado, pero que no cotiza en ninguna bolsa de valores. Por supuesto, lo primero tiene más riesgo que lo segundo.

Pero si se quiere construir un portfolio diversificado de empresas privadas es necesario tener un capital disponible muy elevado. Por ejemplo, si queremos invertir en 20 compañías a razón de € 1M por inversión, necesitamos € 20M disponibles para estas inversiones. No obstante, el peso de estas inversiones sobre nuestro patrimonio no debería ser elevado, ya que los riesgos asumidos son superiores a los de las inversiones tradicionales, iliquidez, riesgos operativos, estructuras de capital complejas, etc. Es por ello que, siguiendo con nuestro ejemplo anterior, si deseamos que estas inversiones computen por el 20% de nuestro patrimonio, debemos contar con € 100M disponibles para invertir.

Como hemos visto, las exigencias a nivel de tiempo, acceso, capital necesario, etc. hacen muy complicado invertir con éxito en capital privado. Es por esta razón que muchos inversores toman la determinación de delegar este proceso en gestores profesionales, que vehiculizan las inversiones a través de fondos. Por ejemplo, en España nos encontramos con los FCR (Fondos de Capital Riesgo) o las SCR (Sociedades de Capital Riesgo) que, en determinadas circunstancias, incluso podrían hacer más eficiente la estructura fiscal del patrimonio. Sin embargo, cuando optamos a gestores que lo han hecho bien en el pasado, es habitual que sus fondos estén sobre suscritos, la demanda de participaciones es mayor a su oferta.

En conclusión, al igual que nuestro jardinero, invertir en capital privado requiere una selección meticulosa y tiempo para ver las semillas florecer. La importancia de contar con un proceso de inversión estructurado que no nos haga perder el foco con el paso del tiempo es muy importante, este se conoce como política de inversión, y ha de definirse, tanto a nivel del patrimonio global, como de las inversiones en capital privado. Al ser inversiones ilíquidas, tanto el importe necesario para diversificar, como el horizonte temporal (a 10-15 años vista, salvo excepciones), son más elevados que en las inversiones líquidas, por lo que tendremos que encontrarle el encaje en los objetivos de largo plazo de nuestra política de inversión. Solo de esta forma seremos capaces de tener éxito con independencia de la fase del ciclo económico en que nos encontremos.

La información difundida en este blog tiene una finalidad únicamente divulgativa. Cada persona es responsable de su política de inversión y Finletic no asume ninguna responsabilidad sobre sus acciones. La información está actualizada de acuerdo a la fecha que indica cada artículo.

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