La inversión a largo plazo, una receta para combatir los impulsos cortoplacistas
La economía puede entenderse como un gran círculo que engloba todo lo que compramos y vendemos: casas, juguetes, ropa, comida, viajes, servicios, entre otros. Al adquirir estos bienes y servicios, activamos el consumo y la economía, permitiendo que las empresas puedan contratar a más personas e invertir en maquinaria y desarrollos tecnológicos. Esto es lo que se denomina actividad económica.
A lo largo del tiempo, el empleo crece, expandiendo la economía y generando así nuevos trabajos, negocios y oportunidades de inversión. Sin embargo, la economía no siempre mantiene un ritmo constante de crecimiento; en ocasiones puede decrecer. El ritmo y la dirección de esta evolución dependen de múltiples factores, desde las políticas monetarias de los bancos centrales, gasto de los consumidores, las regulaciones y regímenes fiscales.
Pese a los altibajos que pueda presentar en el corto plazo, la historia ha demostrado que, a largo plazo, la economía siempre crece. Esto se debe al constante desarrollo humano, que conlleva la aparición de nuevas necesidades, mercados, y avances, como lo vimos con el auge de internet y lo que estamos presenciando ahora con la inteligencia artificial.
Es vital entender que, para beneficiarse de este crecimiento, no hace falta adivinar qué sector, zona geográfica o empresas van a ir bien, ya que es imposible hacerlo de forma recurrente y muchas veces una buena empresa no tiene por qué ser una buena inversión, ya que puede estar cara.
Por tanto, la mejor estrategia es tener exposición a los beneficios corporativos del Mundo entero de manera permanente, y de esta forma, sin tener que adivinar las tendencias capturaremos aquellas empresas cuyo crecimiento sea superior al resto. En el siguiente gráfico de la evolución de la bolsa americana (S&P 500, que es una representación de las 500 empresas más grandes de EE. UU.), podemos ver señalados distintos eventos que originaron que inversores de todo el mundo reembolsaran sus inversiones por miedo a situaciones sobrevenidas y difíciles de anticipar:
Como podemos observar, si realizamos cambios en base a estos eventos, que suelen ir acompañados por una sensación de miedo, es muy probable que no participemos en la totalidad del crecimiento de los mercados financieros, pues nos perderemos subidas que no eran para nada anticipadas, lo que nos impedirá capitalizar el crecimiento de nuestro patrimonio a largo plazo.
De esta forma, contar con una política de inversión clara y bien definida, y tener la paciencia para navegar en estos periodos convulsos, es esencial para invertir a largo plazo con éxito. Así, el riesgo se encontrará en los objetivos de largo plazo, mientras que los de corto y medio plazo nos aportarán la tranquilidad de mantenernos invertidos (y siempre diversificados) para poder participar del crecimiento mundial a medio o largo plazo.
En definitiva, mientras que las inversiones a corto plazo pueden parecer frutos rápidos, a menudo carecen de las raíces profundas y firmes que brinda la perspectiva a largo plazo. Por consiguiente, invertir a largo plazo es como plantar un árbol: requiere tiempo, un proceso y paciencia para cosechar éxitos. Sin embargo, muy pocos inversores son capaces de centrar sus esfuerzos en el largo plazo y renunciar a la comodidad del corto plazo.
La información difundida en este blog tiene una finalidad únicamente divulgativa. Cada persona es responsable de su política de inversión y Finletic no asume ninguna responsabilidad sobre sus acciones. La información está actualizada de acuerdo a la fecha que indica cada artículo.