Invertir en criptodivisas

Actualidad financiera
por Rafael Suárez
21 de febrero, 2021

Recurrentemente, en los mercados financieros y también en los que no son considerados como tal, acostumbramos a encontrarnos pequeñas montañas rusas en forma de oportunidades de inversión, que tan pronto aparecen como desaparecen, en sentido figurado.

Dentro de ese espectro de activos financieros o pseudo activos, supuestamente idóneos para un entorno en el que aparentemente escasean las opciones rentables, las criptodivisas se han venido erigiendo como una posible alternativa, derivada de su reciente evolución alcista. Como es habitual, cuando algo sube se suelen obviar los riesgos inherentes a la inversión, que no son escasos en forma ni en número.

Contexto

Las criptomonedas o criptodivisas, también conocidas como monedas virtuales, son un nuevo tipo de moneda, estrictamente digital, aceptado como nueva convención de pago por sus usuarios. El hecho de ser digital, significa la ausencia de monedas y billetes, siendo todo apuntes contables en diversos ordenadores del mundo.

Por esto último, una de las mayores características, sino la principal, de las criptomonedas, es que, por lo general, se trata de sistemas totalmente descentralizados. La consecuencia directa de lo anterior es que no existe una autoridad que regule y controle la cantidad de “divisa” en circulación, lo cual tiene sus “partidarios y detractores”.

Otro punto que las califica es, tal y como indica su nombre, el hecho de utilizar un sistema de encriptación mediante el uso de algoritmos, propio de una tecnología digital en auge como es el blockchain.

Las criptomonedas, a pesar de las reservas que despiertan, tienen un tipo de cambio con las divisas tradicionales, por lo que puede utilizarse como medio de pago (siempre que sea aceptado) o como inversión, con la esperanza de que aumente el valor. La forma de adquirirlas, bien puede ser a través de brókers específicos, bien a través del método conocido como “minería”, siendo el mayor inconveniente, de este último, el altísimo consumo de energía que requiere. Y, respecto a su almacenamiento, hasta la fecha la forma de hacerlo es en monederos o carteras digitales, ya sea en línea, en el propio ordenador o en otro soporte físico.

Pero antes de comprar una criptomoneda, hay que ser consciente de que no tiene las mismas protecciones que cuando se usan monedas tradicionales, lo que expone a sus usuarios a riesgos elevados sin que estos sean evidentes.

Riesgos

A continuación, enumeramos los principales riesgos de la utilización de las criptodivisas, tanto del punto de vista del inversor, como de su uso como medio de pago.

  • En primer lugar, existe una máxima en inversión que reza de la siguiente manera: NUNCA inviertas en algo que no entiendas muy rápidamente, que sirve para evitar problemas de los que no se pueda escapar fácilmente.
  • Al no estar respaldada por nada ni nadie significa que no está regulada. Esto quiere decir que nadie asegura su valor, así como tampoco hay una autoridad que garantice su utilidad. Pueden darse riesgos transfronterizos, en los que la custodia de las criptodivisas no está localizada en nuestro país (o incluso no se sabe dónde) por lo que la resolución de cualquier conflicto puede resultar costosa o, en el peor de los casos, quedar fuera del ámbito de competencia de las autoridades de nuestro país. Esto implica que el inversor no tiene ningún tipo de respaldo ni foro donde demandar en caso de conflicto, como sí sucede con los activos tradicionales.
  • En línea con lo anterior, dado que no existe una regulación definida que garantice la vigilancia y custodia de las cuentas y monederos digitales, la pérdida o robo de las claves puede suponer la pérdida de las criptomonedas, sin posibilidad de recuperarlas. Ello sin mencionar que también el bróker digital pueda quebrar, no existiendo cobertura frente a ello.
  • Al contrario que desarrollos tecnológicos con una rápida aceptación por parte del público general, todavía sigue siendo una incógnita si estas nuevas “divisas” serán capaces de conseguir ser aceptadas como medio de pago, algo complejo ahora mismo, a la vista de la volatilidad extrema de sus precios.
  • El aspecto fiscal es otro que va ganando terreno, conforme crecen las criptomonedas, pues si bien se mantienen en un limbo legal para la mayoría de los sistemas de Hacienda, estos sí exigen la notificación de estas inversiones con multas que pueden superar ampliamente el importe invertido, además del riesgo penal.
  • Bajo un prisma financiero, no es sencillo conocer y comprender las variables fundamentales y técnicas que conforman el precio del activo. Es más, la ausencia de mecanismos eficaces que impidan su manipulación (como los presentes en los mercados de valores) así como la falta también de información pública, generan las condiciones perfectas para que se produzcan alteraciones de precios que, en algunos casos, llegan al extremo de la manipulación de mercado, delito grave. Ello sin mencionar que la inmensa mayoría de las criptomonedas, pueden verse carentes de la liquidez necesaria para asumir la salida de muchos inversores sin una pérdida significativa.
  • En último lugar, cabría mencionar el importantísimo sesgo emocional que tanto está influyendo en la valoración de las criptomonedas. El miedo a perderse el rally o simplemente el comportamiento de rebaño está llevando a muchos particulares a adentrarse en un tipo de inversión que rompe todos los límites de tolerancia al riesgo, llevados solo por un componente emocional poco fundamentado.

Adicionalmente a todo lo comentado, hay otro elemento que debería ahuyentar a determinados inversores: la volatilidad. Es un elemento muy dado a la especulación, como son estas nuevas “monedas”, las variaciones en precios pueden llegar a ser extremas y muy alejadas de los estándares aceptados en los activos tradicionales.

En el siguiente cuadro, podemos observar la volatilidad diaria (dispersión de los rendimientos diarios) del bitcoin, las más madura de las criptodivisas y, por tanto, la menos volátil frente a otros cruces de divisas comunes:

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Con independencia de que un inversor con grandísima tolerancia a estos vaivenes pueda soportar una volatilidad de hasta el 85%, esta enorme volatilidad resta estabilidad a esta pseudo moneda comparada con las tradicionales, que actúan como medios de pago, dada su gran variación de precios diarios. Podría llegar a darse que un inversor con un bitcoin pudiera comprar un coche, y al día siguiente no ser capaz de pagar ni siquiera una parte del mismo.

Ventajas futuras

En materia de inversión, rara vez se puede hacer la división entre blancos y negros. Existen los grises, y las criptodivisas, a pesar de los múltiples riesgos que entrañan, también cuentan con ventajas potenciales respecto a otras modalidades de pago o inversión:

  • Seguridad: el funcionamiento de la tecnología blockchain, articulado a través de una vasta capa de bloques encadenados y cifrados, hace prácticamente imposible revertir una operación, lo que es una de las principales características.
  • Velocidad: la inmediatez es otra de las grandes armas, pues una operación, lanzada en origen a miles de kilómetros de su destino, se ejecuta de forma instantánea.
  • Ahorro en costes: que además es doble. Por un lado, porque al ser una “moneda” global, no exige aplicar cambios de divisa y, por otro, porque al ser una operación directa entre origen y destino, no lleva aparejado ningún coste de intermediación.

Conclusión

Si bien es cierto que a varios años vista, el desarrollo de la tecnología blockchain puede, y seguramente, contribuirá a la revolución digital ya en marcha, consideramos que las amenazas sobre los inversores minoristas son muchas y muy elevadas, tal y como hemos ido comentando a lo largo de este documento.

No podemos rechazar la posibilidad de que, en la medida que su aceptación, desarrollo y posible regulación, crezcan, las criptomonedas puedan dar pasos de convertirse en un activo más de inversión, pero en estos momentos, no consideramos que se dé el escenario adecuado, principalmente desde la perspectiva de gestión de riesgos.

La información difundida en este blog tiene una finalidad únicamente divulgativa. Cada persona es responsable de su política de inversión y Finletic no asume ninguna responsabilidad sobre sus acciones. La información está actualizada de acuerdo a la fecha que indica cada artículo.

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